En una tranquila zona residencial de Madrid, Casa SO materializa una voluntad clara: diseñar una vivienda capaz de abrirse y cerrarse según las necesidades de cada momento. 

Desde su concepción, el proyecto establece un orden rotundo. La planta se organiza a partir de tres franjas paralelas que definen la distribución. Cada banda, delimitada por muros equipados que funcionan como almacenaje, separa y conecta a la vez. Perforados estratégicamente, estos muros crean una secuencia de vistas enmarcadas que refuerzan la continuidad visual y la amplitud.

Pero la geometría no está reñida con la sensibilidad. Al contrario: esta disposición estructurada permite liberar los extremos de la planta, abriéndose por completo hacia el exterior. Así, la luz natural fluye sin obstáculos y la relación con el entorno se vuelve directa y tangible. Los espacios servidores se concentran en el centro del proyecto, permitiendo que todo lo que ocurre a su alrededor respire.

En términos de atmósfera, la materialidad es sobria pero expresiva. El ladrillo visto funciona como hilo conductor y narrativa visual. Como gesto escultórico, una escalera de acero inoxidable preside el vestíbulo de entrada y actúa como ancla visual entre niveles. Esta misma lógica de contrastes y presencia se traslada a la cocina, donde el LAMINADO Metal convive con fuerza. Lejos de ser un espacio técnico o secundario, la cocina se integra como parte esencial del diseño, conectada visual y materialmente con el resto de la vivienda.

Casa SO no busca deslumbrar con gestos grandilocuentes. Su fuerza está en la claridad de sus ideas, abierta, ordenada y versátil, esta casa demuestra que la simplicidad, bien pensada, es una forma de sofisticación.