Esta encantadora vivienda de 97m2 situada en París y con vistas al barrio de Montmartre se ha reconfigurado por completo para definir el espacio y convertirlo en una simbiosis perfecta entre funcionalidad y estética. Se reestructuraron completamente las zonas principales de la casa, compuestas por la cocina y el salón, con el fin de alinearlas a su estilo de vida.

El desafío era transformar un espacio originalmente segmentado en un entorno abierto, fluido y acogedor. Para lograrlo, se reformaron por completo las circulaciones y se despejó el salón, la cocina y la entrada para permitir reintegrar el comedor en el espacio de la cocina. El resultado fue la creación de un salón muy grande conectado a través de arcos permitiendo que la luz fluya libremente y conecte visualmente con las áreas del comedor y cocina.

La cocina, ahora abierta al comedor y al salón, se diseñó en forma de L y con varios muebles bajos para ganar funcionalidad. La selección de materiales en esta estancia refleja una profunda consideración por la estética y la funcionalidad duradera que se transmite a través de la madera, además combina a la perfección con la estética de la vivienda. La elección de WOOD Cerezo, un acabado que brinda calidez y elegancia al espacio, junto con la superficie de piedra natural en encimera, crean un ambiente que es tanto sofisticado como acogedor.

Se destacaron detalles clásicos en las paredes y columnas creando un ambiente único y elegante. Esta estrategia de diseño sutil transmite una sensación de armonía y realza la belleza del espacio. Este proyecto ha logrado maximizar el flujo de luz natural y promover una sensación de unidad y amplitud, convirtiendo el apartamento en un espacio más abierto y acogedor.