Este apartamento, ubicado en el centro de Madrid, forma parte de un edificio modernista de 1917, diseñado por el mismo arquitecto que el Mercado de San Miguel. La renovación tenía como objetivo recuperar la esencia original de la vivienda y optimizar su distribución. Al tratarse de un espacio estrecho y alargado, era fundamental maximizar la entrada de luz y mejorar la conexión entre las distintas estancias.

Para lograrlo, se restauraron elementos originales —como los suelos— y se combinaron con materiales atemporales que aportan un equilibrio entre historia y funcionalidad. La cocina ocupa un lugar destacado en la vivienda: su diseño abierto conecta directamente con la sala de estar, pero la separación a través de arcos marca una transición sutil entre los ambientes.

El acabado en LACA Marga, en sintonía con el azulejo de la cocina, crea continuidad con el suelo recuperado y refuerza el carácter del espacio.

Cada pieza de mobiliario fue seleccionada para aportar el carácter buscado. De este modo, la presencia de un escritorio antiguo convive con mobiliario contemporáneo, generando un equilibrio entre lo nuevo y lo existente.