Ubicado en un edificio histórico de 1929, en el barrio de Poble Sec de Barcelona, este espacio ha sido completamente reinterpretado para convertirse en un lugar luminoso, sereno y lleno de carácter. La reforma parte de una premisa clara: respetar la esencia original del lugar y acompañarla de un diseño contemporáneo, cálido y funcional.

Durante el proceso, salieron a la luz elementos que hoy definen la identidad del proyecto: muros de ladrillo macizo y una imponente bóveda catalana, que se recuperó y limpió cuidadosamente para devolverle su papel protagonista dentro del conjunto.

Uno de los elementos más significativos del diseño fueron los armarios de las habitaciones. Se diseñaron con frentes en LACA Blanco y tiradores en Roble, aportando ligereza visual y un toque cálido que conecta con el resto del proyecto. Además, se incorporó otro armario en WOOD Roble, que suma textura y continuidad al espacio. Más allá de su funcionalidad, estos elementos estructuran visualmente las estancias y refuerzan la sensación de calma y equilibrio que recorre todo el espacio.