Este proyecto ha transformado la planta baja de un edificio construido a finales del siglo XIX en el barrio de Poble Nou, Barcelona, en un espacio híbrido de estudio y vivienda.

El principal reto de este proyecto fue crear un espacio flexible que pudiera adaptarse fácilmente a diferentes usos, tanto a corto como a largo plazo. La idea era diseñar un entorno que sirviera tanto para vivir como para trabajar, rompiendo con las tradicionales separaciones entre ambas actividades.

Inspirado en la investigación “Proyectar el vacío”, este proyecto propone una nueva perspectiva sobre la vivienda, considerándola como una infraestructura que destaca por su potencial de uso. Este enfoque reimagina la vivienda como un espacio que puede transformarse y adaptarse a diferentes funciones según las necesidades de sus ocupantes. No se trata simplemente de un lugar para vivir, sino de una infraestructura versátil y multifuncional.

Para lograr esto, se retiraron todos los revestimientos de los muros, dejando a la vista los materiales originales. La utilización de azulejos aporta textura y contrasta con el ladrillo visible, creando una estética industrial y auténtica. La distribución del espacio se realizó de manera abierta, conectando la cocina con la sala de estar y generando una sensación de profundidad. Se crearon zonas de almacenamiento mediante armarios y muebles auxiliares estratégicamente colocados.

El diseño se caracteriza por la continuidad, lograda a través del uso de mobiliario en LACA Blanco con tiradores ROUND, que aporta una sensación de cohesión y armonía. Los acabados en Blanco y los tonos claros se eligieron específicamente para maximizar la luz natural, fundamental en un espacio que originalmente era oscuro.

El resultado es un espacio multifuncional que satisface todas las necesidades planteadas, creando una conexión fluida entre el interior y el exterior. La selección cuidadosa de materiales y acabados ha sido crucial para conseguir un ambiente luminoso y adaptable, ideal tanto para vivir como para trabajar.