Situada en un entorno que se fusiona entre montañas y mar, una familia compuesta por una pareja y su hijo pequeño ha decidido dar vida a su hogar. No es una casa cualquiera; es la visión de un arquitecto que además de ser el propietario, ha seleccionado cada detalle con esmero y precisión.

Una de las máximas prioridades de este proyecto era conectar el diseño arquitectónico de la vivienda con el majestuoso paisaje que la rodea. Esto se materializó en la integración de grandes ventanales, permitiendo disfrutar de panorámicas naturales desde distintos rincones de la casa.

El uso de materiales locales y la implementación de un sistema de losas de hormigón junto con paneles prefabricados montados in situ reflejan un enfoque comprometido con la sostenibilidad y la eficiencia en costes. A ello se suma el revestimiento de las paredes con ladrillo, optimizando el aislamiento térmico.

El diseño interior resalta por su fluidez, con dos plantas que encuentran su confluencia en el salón que conecta con la cocina. Este espacio se convierte en el verdadero núcleo de la vivienda. Los acabados de la cocina con LAMINADO Metal y tiradores Plantea, aportan un toque minimalista, donde la luz se refleja de forma única, contrastando con los materiales escogidos para el resto de la casa.

La cocina, aunque no tiene grandes dimensiones, es altamente funcional. La adición de una isla y muebles en columna en la pared maximizan el almacenamiento, permitiendo a la familia mantener el orden y la funcionalidad sin sacrificar la personalidad de la estancia.

Este hogar es el reflejo de una visión que combina funcionalidad, diseño y respeto por el entorno. Es la culminación de un sueño arquitectónico que permite a la familia vivir cada día en intimidad, mientras se sumergen en las maravillas del paisaje circundante.