La renovación de una antigua oficina de correos en el distrito 18 de París ha dado vida a un hogar familiar único. Con el desafío de crear un espacio que combinara comodidad y luminosidad sin perder el encanto de una “casa de campo en París”, los nuevos propietarios, una familia con tres hijos, buscaban transformar este espacio de 110m2 en un refugio acogedor y funcional.

El corazón de la casa, la planta baja, se transformó con un suelo de hormigón pulido en tono crema, complementando los techos originales de ladrillo rojo. Esta elección no solo añadió suavidad y serenidad al espacio sino que también conservó su carácter histórico. La apertura de la fachada hacia un patio parisino mediante una doble puerta ventana ilumina la sala de estar con luz natural.

La cocina, ahora situada al fondo de la habitación y abierta al comedor y al salón, se diseñó con muebles bajos de madera de roble, creando un espacio de trabajo amplio y acogedor. Un almacén inteligentemente oculto bajo la escalera con una cortina de boj mantiene la estética limpia y ordenada.

En los pisos superiores, la distribución se pensó cuidadosamente: el primero para los padres y el segundo, bajo el tejado, dedicado a las habitaciones de los niños, cada una con su propia personalidad y ventanas de techo para una mayor luminosidad.

La renovación ha logrado un equilibrio perfecto entre funcionalidad y respeto por la historia y el estilo de la vivienda. Los propietarios ahora disfrutan de un hogar que refleja una sensación de serenidad y calidez.