En Francia, una familia de cuatro ha adquirido una segunda residencia destinada a escapadas de fin de semana. Amantes de la cocina, sus fines de semana son un deleite con recetas tradicionales como crepes y ratatouille. Esta pasión culinaria requería un espacio acogedor y eficiente apto para los grandes y los más pequeños.

Enfocándose en sus necesidades, se decidió crear una cocina amplia, abierta al comedor y al patio, aprovechando al máximo la entrada de luz natural. No solo buscaban un espacio para cocinar, sino una estancia en la que toda la familia pudiese compartir.

Se ha diseñado una cocina en forma de U, con muebles bajos y de pared, y una encimera espaciosa que garantiza que la experiencia culinaria sea disfrutada por todos. El mobiliario se destaca con acabados en LINÓLEO Conifer, un tono verde profundo que imprime carácter, contrastando armoniosamente con WOOD roble, que aporta una sensación cálida y hogareña. Esta dualidad se completa con una resistente encimera en porcelánico, ideal para quienes aman cocinar, por su resistencia y la facilidad a la hora de limpiar.

Los colores neutros en el suelo y sillas del comedor contrastan sutilmente con el mobiliario, creando un ambiente equilibrado.

El resultado final es un espacio que invita a cocinar, compartir y disfrutar, reflejando la esencia de la familia. Sin duda, la han encontrado su rincón culinario perfecto.