Después de 11 años de trabajo entre Nueva York y Puerto Rico, la nueva propietaria de este colorido espacio decidió volver a Madrid y transformar dos pisos que eran de alquiler turístico en un único hogar de 70m2. Este nuevo espacio, no solo tenía que ser su casa, sino también su oficina, y un lugar para acoger a amigos y familiares.
Las necesidades de esta reforma eran claras: amplitud y funcionalidad en el piso, creando espacios que promovieran la productividad y el disfrute, y a la vez un fondo de pantalla colorido para las videollamadas de trabajo. La solución fue unificar los dos apartamentos y eliminar los tabiques, creando un espacio abierto con una sensación festiva gracias a la paleta de colores y texturas elegidas.
La cocina, con contrachapado de abedul y tiradores ROUND, resalta por su calidez y estilo contemporáneo. El color de la madera contrasta perfectamente con la estructura alicatada de baldosas naranjas y el techo rojo brillante.
La nueva distribución se diseñó con tres piezas clave: una caja de madera de abedul que integra la cocina y librería, cubriendo la zona del sofá; una estructura alicatada de baldosas asalmonadas que alberga el comedor y la entrada; y un tótem tecnificado en forma de doble T y baldosas cerámicas amarillas que organiza la habitación principal y se distribuyen alrededor de sus caras el dormitorio, vestidor, lavabo y ducha.
El resultado es un espacio vibrante, funcional y acogedor.