Este proyecto toma forma en la revitalización de un piso de los años 60, originalmente comprado por los propietarios a su tía abuela catalana. La pareja, mexicana con ascendencia catalana, ha vivido en distintos lugares del mundo como México, Estados Unidos y Francia, y ha reformado esta residencia en Barcelona con el fin de pasar allí su jubilación, volviendo a sus raíces. La reforma, que mantiene el suelo original de madera tropical Merbau por su durabilidad y elegancia, se centra en abrir espacios compartimentados y darles una nueva vida bajo un diseño contemporáneo que respeta su historia familiar.

El suelo se extiende desde el interior hacia la terraza, reforzando la conexión con los exteriores. Un material destaca como el elemento clave del rediseño: la cerámica vidriada. Este material, cuidadosamente seleccionado, simboliza tanto la herencia arquitectónica mediterránea como la transición fluida entre espacios interiores y exteriores, otorgando coherencia estética y sentido de pertenencia a la vivienda.

La cerámica vidriada encuentra usos versátiles a lo largo de la casa, desde los zócalos hasta piezas clave como el mueble divisorio entre la entrada y el salón. Este mueble integra soluciones de almacenamiento y una zona de asiento, añadiendo funcionalidad sin comprometer la estética. La mesa del comedor, con una base de cerámica vidriada y una robusta tabla de madera procedente de Roses, tierra de origen familiar, es un elemento clave que otorga carácter y autenticidad al espacio.

La cocina, concebida como un espacio multifuncional que se integra con el comedor, se diseñó pensando en una organización abierta y moderna. Las encimeras y el fregadero están hechos de cerámica vidriada, proporcionando un acabado suave que contrasta con el frente revestido de piezas que evocan las bovedillas cerámicas originales. Con un acabado en LAMINADO Sable, la cocina mantiene un equilibrio entre funcionalidad y estética. Los armarios de aluminio con acabados en LAMINADO Metal aportan un toque de modernidad y brillo, en consonancia con el objetivo de los propietarios de mantener la luminosidad del espacio.

El espacio abierto que abarca la cocina, comedor, despacho y salón, ahora generoso y conectado a la terraza, es uno de los logros más significativos del proyecto. La apertura de una ventana circular lateral rememora las curvas de los años 60, una referencia a la nostalgia de esa época que los propietarios querían evocar.

Los baños, por su parte, complementan los tonos cálidos del piso con revestimientos en verde refrescante y acabados en WOOD Cerezo, manteniendo la continuidad visual y de texturas. Cada rincón de la vivienda mezcla lo antiguo con lo nuevo, reflejando la vida ecléctica de los propietarios, que han acumulado piezas a lo largo de sus mudanzas: muebles del mercado de Pulgas de París, suelos importados de Francia y detalles decorativos que evocan su tiempo en México y Cataluña.

El mayor reto de la reforma fue equilibrar la actualización de acabados con el respeto a la esencia de los años 60, asegurando que, aunque el espacio se transforme para las necesidades actuales, siga resonando la memoria familiar. El resultado es un hogar que ha evolucionado para convertirse en una expresión artística habitable, donde la cerámica vidriada es protagonista y la historia de vida de sus habitantes queda grabada en cada rincón.