Una joven buscaba transformar su piso de 121 m2 en Madrid en un espacio que reflejara su deseo de un ambiente relajado pero funcional. Quería un lugar que fuera un oasis en la ciudad, un ambiente que le recordara los colores del verano durante todo el año.

El desafío era crear un espacio abierto pero definido, que sirviera para trabajar y para disfrutar en su tiempo libre. La solución vino en forma de marcos de madera que separan y dan personalidad a cada espacio, pero manteniendo la sensación de amplitud. La cocina se convirtió en el nexo entre el salón y el área de trabajo, creando una fluidez en la vivienda.

El uso de materiales y colores fue clave en la creación de esta atmósfera. Se eligió el acabado WOOD Roble para dar calidez, contrastando con el blanco del resto de la vivienda y con los elementos de mármol verde. Los tiradores Plantea añaden sofisticación y elegancia al mobiliario de la cocina, que se complementa con una encimera de piedra natural.

El diseño lineal de la cocina, con un nicho y balda, se fusiona perfectamente con los marcos de madera tridimensionales que aportan una sensación de mayor espacio y profundidad.

Esta reforma ha cumplido con las expectativas de la propietaria y ahora disfruta de un espacio versátil con ambiente veraniego.