En el centro de Madrid, este piso de 163 m² ha sido transformado para adaptarse a las necesidades de una familia numerosa, combinando diseño funcional y carácter en cada detalle. Con el objetivo de crear espacios comunes amplios y bien organizados, la reforma se centró en optimizar la distribución y aprovechar al máximo los materiales originales.

El diseño se estructuró en torno a la cocina y el salón-comedor, que se convirtieron en el eje principal de la vivienda. Esta disposición facilita la interacción y el uso diario, mientras que las habitaciones se distribuyen a ambos lados, ofreciendo una separación natural entre las zonas comunes y las privadas.

Durante la obra, al eliminar las paredes, se descubrieron pilares y techos de hormigón en excelente estado. Estos elementos se incorporaron al diseño, aportando textura y un estilo industrial que se equilibra con materiales cálidos y acabados pensados para el confort. La integración de estos detalles estructurales no solo refuerza el carácter del piso, sino que también crea una atmósfera única que combina modernidad y funcionalidad.

El LINÓLEO Mushroom, elegido para la cocina, destaca como un elemento clave en la reforma. Este material aporta una sensación de calidez y continuidad visual que contrasta de manera elegante con los pilares y techos de hormigón expuestos. En la cocina, su presencia refuerza el diseño contemporáneo y se adapta perfectamente al estilo industrial que domina los espacios comunes.

La selección de materiales y una distribución bien conectada transforman este espacio en un lugar versátil y acogedor, diseñado tanto para el día a día como para momentos especiales en familia. Cada rincón refleja la personalidad y las necesidades de quienes lo habitan, logrando un equilibrio entre funcionalidad y carácter.