En este proyecto, se abordó el desafío de transformar una vivienda que había pasado por múltiples reformas, con el objetivo de recuperar y valorizar los elementos originales que aún persistían. Un elemento distintivo de esta residencia es un torreón, inicialmente el estudio de un escultor, que presentaba un impresionante lucernario central. Con el tiempo y modificaciones sucesivas para adecuar la casa a una familia con tres hijos, el torreón había quedado prácticamente ocupado dejando toda esa zona con la única entrada de luz del patio del edificio y desaprovechando la luz cenital de ese torreón que apenas llegaba a la planta de acceso.

La intervención se centró en recuperar el torreón, eliminando las divisiones añadidas para crear un espacio abierto de doble altura que revitaliza la vivienda con luz cenital. Este renovado ambiente ahora alberga la cocina, convertida en el núcleo de la vida familiar, con una disposición que permite que la luz fluya libremente a través de las áreas comunes.

El diseño interior se simplificó a dos habitaciones y dos baños, con un enfoque en maximizar la funcionalidad y la conexión espacial. El salón, la cocina y el comedor se distribuyen en un plano abierto, sin puertas ni barreras, promoviendo una interacción continua entre los espacios. El nivel superior del torreón se transformó en un estudio abierto, sobrevolando la cocina y permitiendo que la luz inunde el entorno, creando un efecto luminoso y expansivo.

En términos de materiales y acabados, se renovaron los suelos, se actualizaron las instalaciones, y se modernizaron los baños. La cocina, con acabados en LAMINADO Fes y Sable, pasó de ser un espacio marginado a convertirse en un ambiente central, lleno de luz y vitalidad.

Esta renovación no solo ha devuelto al edificio su carácter original, sino que también ha creado un hogar diseñado para capturar la esencia de su historia artística y la funcionalidad de la vida moderna.