Cocinas- WOOD Roble, LACA Marga

Minimalismo mallorquín reinterpretado

En el barrio de Archiduque, a apenas cinco minutos del centro de Palma, un piso de 92 m² se convierte en la excusa perfecta para repensar cómo vivir en la ciudad. Entre árboles que filtran la luz en las horas de sol y una estructura casi olvidada por el paso del tiempo, un arquitecto y su familia encontraron no solo un espacio para habitar, sino un lienzo en blanco para diseñar su propia manera de estar juntos.

La vivienda, prácticamente intacta desde los años 60, fue vaciada por completo. Solo se mantuvo lo esencial: los pilares y las vigas de hormigón como único testigo de su historia. El resto se rediseñó desde cero, con una distribución pensada para favorecer la luz, la circulación y la sensación de amplitud. Una ventana nueva en el salón se encargó del resto: dejar entrar el día, matizarlo, y hacer que cada hora se sintiera distinta.

Este proyecto no fue uno más. Fue la primera vez que el arquitecto se enfrentaba a un encargo propio. Ser cliente y autor al mismo tiempo exigió una honestidad radical: sin referencias externas, sin filtros. Solo una idea clara: reinterpretar los colores locales a través de los materiales, y hacerlo bajo la filosofía del hygge danés. Espacios acogedores, sencillos, que invitan a estar. Una calidez que no viene del adorno, sino de lo esencial.

Minimalismo sí, pero con alma. Esa fue la clave. Tras años de trabajar en Londres, donde la limpieza formal rozaba lo frío, esta casa en Mallorca tenía que conservar la pureza del “menos es más”, pero envuelta en texturas que invitan a quedarse. Madera de roble natural diseñada a medida, una cocina que se funde con el comedor, y una paleta de materiales seleccionada con precisión. 

El resultado es un interior cálido y sereno, donde cada objeto cuenta algo. Muchos de ellos provienen del trabajo de Sara, la pareja del arquitecto, al frente de una agencia especializada en diseño contemporáneo. 

La zona que reúne cocina, comedor y salón es, sin duda, el punto de encuentro. Diseñada para compartir, gira en torno a una isla central que invita a cocinar, conversar o simplemente estar. Los frentes en WOOD Roble y LACA Marga aportan equilibrio entre lo cálido y lo suave, reforzando esa sensación de ligereza visual que recorre todo el proyecto. Todo, desde la distribución hasta el flujo de movimientos o la zonificación funcional, está pensado para que sea fácil de vivir, pero también estéticamente coherente. 

Y al final, eso es lo que define esta casa: un equilibrio medido entre la arquitectura y la vida. Una casa diseñada desde dentro, donde cada gesto, busca algo tan simple y tan difícil como estar bien.

Proyecto:

Hector Parra y Sara Dimaio

Fotografías:

Neus Pastor