La transformación de este piso de 42m2 en Marsella planteó un desafío emocionante: diseñar una cocina que no solo optimizara el espacio limitado, sino que también se sintiera amplia y acogedora.
Para resolver este reto y lograr ese espacio funcional y estético, se diseñó una cocina lineal abierta al salón. La selección de WOOD roble para los frentes de la cocina crea un ambiente cálido y familiar. Esta calidez se realza con paredes pintadas de un rosa suave, que se fusionan a la perfección con el carácter original del suelo de baldosa cerámica.
Para maximizar el espacio, la cocina se equipó con módulos altos que albergan los electrodomésticos y muebles bajos que incorporan la placa de cocción y el fregadero. Este diseño asegura que cada utensilio y cada ingrediente tengan su lugar, sin sacrificar el movimiento libre y cómodo por la estancia.
La joya de la cocina es una isla central alicatada que, además de brindar un espacio de trabajo adicional, invita a compartir momentos durante las comidas. La encimera de piedra natural eleva el nivel de sofisticación del espacio.
Esta renovación le ha brindando a los propietarios el escenario perfecto para preparar sus platos favoritos y disfrutar de su día a día en un entorno que aprecian y disfrutan al máximo.